Desde hace más de 10,000 años, el ser humano empezó a cultivar plantas. La agricultura ha sido el motor de la prosperidad humana. Gracias a la agricultura la humanidad se pudo establecer de manera sedentaria y dio origen a la civilización como la conocemos hoy en día.
La ciencia ha ayudado grandemente al desarrollo de la agricultura, haciendo descubrimientos que se aplicaron a la resolución de ciertos problemas de esta. La aplicación de la ciencia a la agricultura logró el aumento de los rendimientos de los cultivos, se crearon nuevas variedades de plantas mediante selección y se mejoró el aprovechamiento de nutrientes por los cultivos.
A estos y otros avances en la agricultura del siglo pasado se les denominó“revoluciones verdes”. Sin embargo, la población mundial sigue en aumento y el potencial para aumentar las superficies dedicadas al cultivo de alimentos es limitado.
La biotecnología puede ofrecernos una solución a esta y otras problemáticas, y actualmente se investiga lo que podría ser la siguiente revolución verde. Esto no se refiere únicamente al mejoramiento genético de plantas o cultivos ya existentes, sino también empleando especies de microorganismos que pueden producir productos de alto valor agregado como lo son las “microalgas”.
El término microalga engloba un grupo muy diverso de microorganismos fotosintéticos, procariotas y eucariotas que durante su metabolismo consumen dióxido de carbono y lo convierten en materia orgánica usando la energía solar, al igual que las plantas.
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